Mesoamérica alberga cinco ecosistemas forestales vitales para el planeta: los "Cinco Grandes Bosques". Estos territorios no solo proporcionan un hábitat para especies endémicas como el tapir centroamericano, sino que también son hogar y fuente de sustento para millones de personas, principalmente comunidades indígenas. Sin embargo, estos pulmones verdes están en peligro. 'Cinco Grandes Bosques de Mesoamérica' - una iniciativa regional para el clima, la biodiversidad y la gente - es liderada por la Wildlife Conservation Society (WCS), financiada por la Unión Europea y apoyada por distintos actores que incluyen gobiernos, comunidades, donantes y ONG, entre otros.
¿Qué desafíos y oportunidades se pueden encontrar al buscar un equilibrio entre asegurar el sustento de los pobladores de los bosques y proteger estos grandes pulmones verdes de la humanidad? En el marco de una iniciativa para proteger estos ecosistemas, así como adaptar y transformar la agricultura y los sistemas alimentarios circundantes de la mano de las comunidades, la Alianza ha generado una serie de publicaciones donde se recoge el proceso de identificación y análisis de cadenas de valor que fueran sostenibles y económicamente viables para las poblaciones involucradas. Dichas poblaciones están ubicadas dentro y alrededor de algunos transectos de los cinco grandes bosques, entre ellos: el Maya Forest Corridor en Belice; la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala; la Reserva del Hombre y del Río Plátano en la Mosquitia hondureña; y la Biósfera Bosawás, zona de régimen especial Alto Wangki Bocay en la Mosquitia Nicaragüense.
Estos análisis corresponden a cuatro publicaciones y son el resultado de un proceso metodológico que incluyó la recolección de información secundaria y datos cualitativos a través de acercamientos a las comunidades, actores institucionales, sector privado, y múltiples expertos:
Una vez identificadas las alternativas productivas, se realizaron perfiles de cadena y de mercado para aquellas que presentaron el mayor potencial para estas zonas. Estos estudios presentan en mayor detalle la estructura de la cadena e incluyen recomendaciones específicas que responden a las particularidades de cada zona. Para Guatemala, fueron priorizadas las cadenas de miel y productos de la colmena, y la pimienta gorda (pimienta dioica). En Honduras tuvieron mayor relevancia las cadenas de cacao y granos básicos, específicamente el frijol y el arroz, y en Nicaragua, el frijol y el cacao.
Esta colaboración ha permitido identificar soluciones que no solo protegen el medio ambiente, sino que también empoderan a las comunidades locales, creando un modelo de desarrollo que puede replicarse en otras regiones del mundo. Para más información sobre los hallazgos encontrados por la Alianza, visite nuestro blog publicado en el sitio web.