¿Qué desafíos y oportunidades se pueden encontrar al buscar un equilibrio entre asegurar el sustento de los pobladores de los bosques y proteger estos grandes pulmones verdes de la humanidad? Conozca aquí los hallazgos resultantes de una experiencia de investigación y desarrollo con las comunidades forestales de cinco ecosistemas cruciales de Mesoamérica: Los Cinco Grandes Bosques.
Autores: Luisa María Claros y Andrés Charry
Mesoamérica tiene cinco grandes bosques: ecosistemas cruciales para la conservación y el tránsito de especies en el continente americano. Estos territorios funcionan a la vez como espacios de vida y fuentes de ingreso de varias comunidades, en su mayoría indígenas, quiénes conviven con los bosques usando sus recursos maderables y no maderables. Esta cadena de bosques almacena 4.8 gigatoneladas de carbono en la región, resguarda especies endémicas como el tapir centroamericano o el mono araña, y provee agua y otros recursos naturales a cerca de 5 millones de personas. Desde hace 15 años estos pulmones verdes se encuentran en cuidados intensivos, debido a su alarmante reducción, siendo la ganadería ilegal la principal impulsora de la gradual desaparición de casi una cuarta parte de tres de los cinco bosques.
De la creciente preocupación por el futuro de los bosques mesoamericanos nació Los Cinco Grandes Bosques de Mesoamérica: Una iniciativa regional para el clima, la biodiversidad y la gente, liderada por la Wildlife Conservation Society (WCS), financiada por la Unión Europea y apoyada por distintos actores que incluyen gobiernos, comunidades, donantes y ONG, entre otros. Su principal objetivo es proteger estos ecosistemas, así como adaptar y transformar la agricultura y los sistemas alimentarios circundantes de la mano de las comunidades. La Alianza de Bioversity Internacional y el CIAT es uno de los socios implementadores en esta iniciativa y contribuye en tres temas específicos:
brindar herramientas para la restauración de los paisajes,
analizar las políticas e incentivos existentes para reducir la presión a los bosques, y
priorizar cadenas de valor que permitan mejorar los medios de subsistencia de las comunidades que viven en los bosques.
Este último componente concluyó sus actividades en 2023, revelando varios resultados interesantes acerca de las dinámicas agrícolas de las regiones, así como oportunidades para fortalecer los medios de subsistencia de sus poblaciones. Estos resultados fueron capturados en una serie de publicaciones que se detallan en este blog.
Priorización de cadenas: la ‘foto panorámica’ por región
Una parte importante del aporte de la Alianza a este proyecto fue la identificación y el análisis de cadenas de valor que fueran sostenibles y económicamente viables para las poblaciones involucradas. Dichas poblaciones están ubicadas dentro y alrededor de algunos transectos de los cinco grandes bosques, entre ellos: el Maya Forest Corridor en Belice; la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala; la Reserva del Hombre y del Río Plátano en la Mosquitia hondureña; y la Biósfera Bosawás, Zona de régimen especial Alto Wangki Bocay, en la Mosquitia Nicaragüense. Como resultado de estos análisis se produjeron 4 publicaciones: una en inglés (correspondiente a Belice) y tres en español:
Análisis y priorización de alternativas de producción sostenible para las comunidades de la Mosquitia en Honduras
Análisis y priorización de alternativas de producción sostenible para las comunidades de Alto Wangki Bocay (AWB), Nicaragua
Análisis y priorización de alternativas de producción sostenible para las comunidades de la reserva de la biósfera maya en Guatemala
Navegando el Río Patuca para visitar a las comunidades de Pimienta en Wampusirpi, Honduras.
Cada uno de estos análisis empezó con un proceso de investigación y posterior priorización de cadenas productivas. Esa priorización se basó en criterios de selección que buscaron el balance entre el interés y/o las capacidades productivas locales, y las oportunidades en los mercados nacionales e internacionales. Realizar una evaluación rápida en distintos contextos y en países diferentes, representaba el desafío de adaptar las metodologías existentes, pero desencadenó un diseño metodológico versátil que permite recolectar información secundaria y datos cualitativos a través de acercamientos a las comunidades, actores institucionales, sector privado, y múltiples expertos, cuya evidencia sirvió para evaluar siete criterios de desempeño:
1. El potencial de mercado para la alternativa productiva
2. El interés de la comunidad en el producto/cadena
3. El potencial para generar ingresos en la comunidad
4. La compatibilidad con los bosques e impacto en el medio ambiente
5. El potencial de fomentar la inclusión y equidad social
6. La solidez del entorno habilitante
7. El potencial nutricional de los productos.
Perfil del mercado y de la cadena: el zoom
Una vez identificadas las alternativas productivas, se realizaron perfiles de cadena y de mercado para aquellas que presentaron el mayor potencial para estas zonas. Estos estudios presentan en mayor detalle la estructura de la cadena e incluyen recomendaciones específicas que responden a las particularidades de cada zona. Para Guatemala, fueron priorizadas las cadenas de miel y productos de la colmena, y la pimienta gorda (pimienta dioica). En Honduras tuvieron mayor relevancia las cadenas de cacao y granos básicos, específicamente el frijol y el arroz, y en Nicaragua, el frijol y el cacao. Los detalles pueden ser consultados en las correspondientes publicaciones:
Perfil del mercado y la cadena de la pimienta gorda (Pimenta dioica) en Petén, Guatemala
Perfil del mercado y la cadena de la miel y productos de la colmena en Petén, Guatemala
Perfil del mercado y la cadena del cacao en Wampusirpi, Honduras
Perfil del mercado y las cadenas de granos básicos en Wampusirpi, Honduras
Grupo focal con socio de ASOSELVA en San Andrés, Petén, Guatemala.
Retos comunes
Aunque existen características específicas en cada región analizada, las alternativas productivas en estas regiones de bosque se enfrentan con múltiples retos similares. Por ejemplo, la competitividad de los sistemas productivos se ha visto comprometida por el difícil acceso a estas zonas, así como por la carencia de servicios básicos. Además, la escasa presencia e inversión de entidades gubernamentales y empresas privadas dispuestas a respaldar el fortalecimiento de las cadenas en estas zonas, conlleva a una escasez de condiciones habilitantes generales para su desarrollo. Se han detectado también obstáculos formativos y asociativos, como deficiencias en la gestión, falta de conocimientos administrativos y comerciales, junto a dificultades para acceder a financiamiento. Sumado a ello, la deforestación, presencia de otras actividades ilegales y fenómenos migratorios y de ocupación de tierras, debilitan el tejido social y agregan complejidad a la intervención de algunos sistemas productivos, evidenciando la necesidad de abordar estos desafíos de manera integral.
Soluciones similares
Ante estos desafíos, las soluciones proponen abordar en primer lugar la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades, y trabajar, como complemento, en los emprendimientos e iniciativas comerciales de aquellos productos que presentan oportunidades especiales. Esta aproximación puede ser más útil para preparar a las comunidades para hacer frente a los riesgos climáticos y a una posterior inserción en los mercados en cuanto logren fortalecer sus capacidades y se presenten mejores condiciones habilitantes. En este sentido, el desarrollo de las cadenas productivas debe ir de la mano del fortalecimiento de, por un lado, capacidades productivas y administrativas de los grupos de productores, así como de una mejor vinculación con instituciones prestadoras de servicios técnicos y financieros. De igual manera, se debe promover la organización comunitaria y la asociatividad y apoyar el mejoramiento o la instalación de infraestructuras para procesamiento, secado y acopio de los productos adaptadas al contexto de la zona. A nivel productivo, se recomienda promover en lo posible prácticas agroecológicas, fortaleciendo capacidades alrededor de bancos de semillas y viveros, evaluando variedades más adaptadas a las zonas, y fomentando el uso de insumos locales y el reciclaje de nutrientes con el fin de mejorar la calidad y sostenibilidad de estos productos.
Resulta crucial que las acciones también se adapten a los contextos, necesidades y preferencias de las comunidades étnicas, fomentando intervenciones informadas que tengan en cuenta las fincas y familias como una unidad, así como las normas sociales, y resaltando aquellos productos que facilitarán la conservación y resguardo de los bosques.