Sólo oportunidades y fortalezas encontraron los empresarios e investigadores, quienes junto con los directivos de Fenalce y las fundaciones Matto Grosso y Fundallanura, se reunieron la semana pasada.

Según Darío Minoru Hiromoto, director de la Fundación Matto Grosso (Brasil), la altillanura colombiana es muy similar en sus tipos de suelo y clima a la zona de El Cerrado brasileño, por lo que resultará fácil adaptar los resultados de la investigación de la fundación para el desarrollo agrícola de esta zona del oriente colombiano.

Además, Hiromoto destacó que el régimen de lluvias favorece la siembra de dos ciclos de cultivo durante el año, algo que no ha sido posible en la zona de El Cerrado brasileño.

Precisamente, para el desarrollo de la zona, se recordó un convenio que existe entre las dos fundaciones para adaptar variedades de soya y maíz, resultado de la investigación de Matto Grosso.

También Hiromoto encontró como fortaleza la cercanía de la altillanura con los puertos marítimos o las rutas por el río Orinoco, contrario a lo que sucede en El Cerrado, donde deben recorrerse algo más de 2.500 kilómetros para llegar a los puertos de embarque.

Por su parte, Carlos Aguel Kafruni, director de Fundallanura, destacó que las inversiones en la altillanura -que hoy ocupan 22.000 hectáreas de uso agroindustrial- son para grandes proyectos como la siembra de cultivos como soya y maíz, necesarios para la fabricación de alimentos balanceados para animales.

Por esto, descartó la posibilidad de éxito para proyectos de minifundio, pues las inversiones que deben hacerse, sólo en adecuación de tierras, son altas.

Sin embargo, Aguel destacó que las iniciativas empresariales deben venir de los inversionistas colombianos y no esperar a que los extranjeros inicien los emprendimientos y verifiquen si son rentables o no.

Aguel destacó que es tal la motivación de los empresarios que en cinco años la altillanura será diferente.

Por último, los empresarios en pleno dijeron estar en espera de la declaratoria de zona de desarrollo especial para la altillanura, pues al igual que muchas del país, este tipo de decisiones favorece las inversiones y crea un clima de estabilidad jurídica para los empresarios. 

Fuente: Portafolio